Lianer: una historia de resiliencia, esfuerzo, disciplina y anhelos

Lianer: una historia de resiliencia, esfuerzo, disciplina y anhelos


Como una niña amorosa, una nieta muy especial, inteligente y de carácter fuerte describen Martha Inés Arias y William Torres, abuelos de Lianer Daza, a su nieta, quien es estudiante de grado once de la Institución Educativa Oficial, IEO, Monseñor Ramón Arcila, de la comuna 14 al oriente de Cali.

Lianer Alexandra nació con baja visión y cuatro años después perdió totalmente su vista. La burla y los comentarios lastimosos han sido la cotidianidad en los diversos espacios de su vida. “La discapacidad tiene muchos aspectos, hoy he superado la discriminación de la gente; a veces en la calle escucho que me dicen “la cieguita” y eso ya no me afecta, sobre todo porque cuando estuve en el Instituto para Niños Ciegos y Sordos nos advirtieron que la gente podría ser cruel y uno con el tiempo va aprendiendo”.

La mamá de la estudiante tiene una venta de comidas rápidas, su papá vive en Suárez, Cauca, y aproximadamente cada mes viaja a Cali a ver a su niña; mientras tanto, desde los seis meses de nacida, Lianer vive con sus abuelos en el barrio Marroquín II.

Estudio, pasatiempos y sueños

Tras su paso por el sistema educativo privado, donde no se sintió a gusto, los abuelos de la niña de pelo oscuro y ondulado decidieron matricularla en grado séptimo en el colegio público más cercano a su vivienda. “La Institución Educativa Ramón Arcila me ha abierto las puertas de manera muy gratificante; acá la gente es muy solidaria, tiene un compañerismo alto; encuentro calidad en las personas y me siento feliz de estar acá” señala Lianer Daza Torres, quien en menos de un mes recibirá su título de bachiller.

El judo y el volibol son los deportes que Lianer practica en la Unidad Deportiva Jaime Aparicio y en las Canchas Panamericanas; sin embargo, por ahora ella decidió aplazar su entretenimiento para darle prioridad a sus actividades académicas. “Me siento feliz, es una meta cumplida, me alegra darme cuenta de que no he defraudado a mis papás y mis abuelos por todo el esfuerzo que han hecho. Es una emoción muy grande que les estoy dando a ellos” expresa con alegría.

Lianer desea continuar sus estudios una vez reciba su diploma de grado. “Quiero ganarme una beca, entrar a la Universidad del Valle, Icesi o la Libre, y estudiar derecho, psicología o comunicación. Sería una persona que me esforzaría mucho por aprender, aún más que en el colegio porque sé que es un desafío grande”.

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Trayectoria en la IEO Monseñor Ramón Arcila

Martiza Vinasco Salazar, docente de la especialidad Operaciones Contables y directora de grupo del grado 11-3, recuerda que en un principio la llegada de Lianer al colegio generó inquietud por el desconocimiento en orientar procesos formativos a una persona con ceguera: “en ese momento sentimos preocupación pero de manera inmediata los maestros comenzamos a investigar, indagar y  contar con ideas y recursos para que ella pudiera aprender. Fue un reto muy bonito saber que como maestros podíamos participar de la formación de una persona muy especial”.

El proceso de aprendizaje de Lianer ha sido progresivo y ha estado enmarcado en el aprovechamiento de los sentidos de su cuerpo como la escucha y el tacto. “Ella ha desarrollado muy bien el oído, percibe el viento, los sonidos, identifica las pisadas de cada maestro, la voz de cada persona; entonces, desde el aula trabajamos de manera descriptiva e igualmente, con la manipulación de objetos. Poco a poco comenzamos a ver que ella no solo comprendía los ejes temáticos, sino que los asimilaba e incluso compartía y explicaba a sus compañeros” explica Vinasco Salazar.

Para los estudiantes del grupo de clase y en general, de la IEO, fue una experiencia nueva tener una compañera ciega. “Nosotros manteníamos pendientes de que ella no se fuera a caer porque asumíamos que, al no ver, podía tener un accidente. Luego, nos dimos cuenta de que su discapacidad no le impedía para nada desplazarse y que a ella le incomodaba que uno la cogiera permanentemente como para llevarla a los salones. Ella nos decía “primero se cae usted”” recuerda entre sonrisas Carolina, una de sus compañeras.

La directora de clase añadió: “pasamos del miedo, de pensar en “pobrecita, ayudémosla” a darnos cuenta de un gran aprendizaje que ella nos trajo y es que la discapacidad está en la mente, y eso hizo que los maestros todo el tiempo comenzáramos a tratarla de la misma forma en que se trata a cualquier otro estudiante” con cariño, respeto y exigencia.

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Los retos de la educación inclusiva

Miguel Esteban Torres, licenciado en Lengua Castellana y Literatura, docente de apoyo pedagógico de la IEO Ramón Arcila, y Jesús Villafañe, rol que lo convoca a trabajar en los procesos de inclusión con la población de discapacidad, trastornos específicos del aprendizaje y capacidades o talentos excepcionales hizo énfasis en el valor para los alumnos de iniciar y culminar las trayectorias educativas.

“Debemos reconocer que una persona con discapacidad tiene unas capacidades y las mismas posibilidades para aprender, claro, haciendo algunos ajustes razonables para involucrarlas en el aula. Se debe reconocer al estudiante como esa persona que inicia un proceso educativo formándose dentro del proceso académico promoviendo procesos inclusivos donde los docentes conozcan los diagnósticos, las discapacidades y se generen las adaptaciones necesarias, replicando, comunicando y capacitando a sus pares educativos” explicó Miguel Esteban.

Silvia Cristina Ortiz Burgos


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Fecha de publicación 23/11/2022
Última modificación 23/11/2022

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