Con cruzada de limpieza y refacciones, La Ermita está lista para una nueva recuperación como Dios manda

Alcaldía de Cali y fuerzas vivas unen sus manos para llevar a cabo proceso restaurativo de La Ermita.

Construida hacia 1942 y vigilante de la cotidianidad caleña, La Ermita tiene una historia que viene desde el siglo XVII, cuando apenas se erigía noblemente en paja en dedicación a Nuestra Señora de la Soledad.

Los ecos de la historia dan cuenta que en 1925, por causa de un terremoto, el sencillo templo católico colapsó para dar paso a una iglesia con rasgos similares -aunque más pequeña- a la catedral alemana de Ulm.

Asimismo, la bibliografía y algunas voces manifiestan que el levantamiento del nuevo centro religioso obedece a la campaña emprendida por la ciudadana Micaela Castro Borrero, quien logró reunir los fondos para la construcción. De las reliquias de finales del siglo XVII tan solo sobrevivió la imagen del Señor de la Caña.

Sobre las imágenes que los feligreses pueden apreciar, la monja Andrea María del Amor, perteneciente a las Comunicadoras Eucarísticas del Padre Celestial, señaló: “cuando los fieles ingresan, en el sector izquierdo se encuentran con Nuestro Señor de la Caña, a quien le hacen sus oraciones”.

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Y continuó: “adentrándonos se observa en el tabernáculo mayor, en la parte central, a Nuestra Señora de los Dolores, a quien se consagra la capilla. Sumado a ello se aprecian, en la parte alta del templo, una serie de vitrales de colores muy vivos por donde entra la luz de Dios a través de imágenes de santos como San Martín de Porres, San Pablo, San Pedro y San Agustín, quienes representan nuestra espiritualidad”.

Hoy, sin la opulencia de otros tiempos pero con la hidalguía de ser un icono de esta Cali que abraza su historia, el Gobierno Distrital y varias manos de las fuerzas vivas procuran su restauración.

Para el arquitecto Samuel Castro González, egresado de la Universidad del Valle y quien ha sido veedor ciudadano y de patrimonio en este proceso restaurativo, la bella reliquia de la ‘sucursal del cielo’ recibe, entre bendiciones, la cruzada emprendida para salvaguardarla como tesoro urbano:

Recordó que en la restauración de la iglesia, tras ser afectada por el sismo de 1925, participó la colonia caldense y subrayó que también hace parte del templo un reloj Verdin, construido en Francia por Armand Blanchet en 1936. Dijo que este elemento, de marca Westmister, se debe adecuar para que vuelva a dejar escuchar el Ave María, sonoridades del Big Ben de Londres y toques para matrimonios, fiestas religiosas y ceremonias fúnebres.

David Troncoso, sacerdote y turista panameño y quien con un grupo de compatriotas suyos visitó La Ermita, manifestó: “es esencial e importante que la iglesia esté en el medio del camino; un tiempo para Dios”.

Para el arquitecto Samuel Castro González, la importancia de La Ermita radica en la imagen que la gente tiene de este icono. “Es una edificación muy visible que identifica el día a día de la ciudad, haciendo parte de su memoria urbana, toda vez que se encuentra en una de las zonas más concurridas como la calle 13 con Bulevar de la Avenida Colombia, aspecto que la hace resaltar en el centro mismo de Cali”, consideró.

Se espera que el proyecto de intervención perdone los pecados del deterioro, que afecta un 35% de su estructura, permitiendo que La Ermita, al cumplir 80 años, se muestre radiante con el funcionamiento de sus relojes y el tañer de las seis campanas de bronce, como Dios manda.