En El Poblado I y II, se gestan colectivos urbanos generadores de transformaciones y tejido social

En El Poblado I y II, se gestan colectivos urbanos generadores de transformaciones y tejido social


En el oriente de Cali hay un barrio diverso, con una enorme riqueza artística y cultural, nutrido por las expresiones de sus habitantes provenientes de diferentes partes del Valle y del Pacífico colombiano. Este es el barrio El Poblado, un territorio conformado por dos etapas, que fueron fundadas en 1974 y 1983 respectivamente, cuando el Distrito de Aguablanca era una ciénaga utilizada para la agricultura.

Según cuenta Henry Ortiz, uno de los habitantes fundadores de El Poblado I, las primeras casas se construyeron con guadua, esterilla y cartón, sobre pisos inestables, sin ningún tipo de servicio público, la carencia de energía obligaba a los habitantes a utilizar velas y a traer agua de sitios aledaños.

“Llevo 40 años y recuerdo que en lo que hoy se conoce como El Vergel, iba a ser construido El Poblado, pero debido a que se formaron invasiones, Invicali adjudicó lotes en este sector para asignarle a los primeros dueños. Cuando el barrio inició tuvo algunos contratiempos, porque al comienzo era una laguna, no había viviendas alrededor y la única vivienda que había era prácticamente la de nosotros, que comenzamos a rellenar con tierra el terreno”.

Para la líder de la Junta de Acción Comunal (JAC) y Coordinadora de juventud de El Poblado I, Yina Marcela García, el barrio ha cambiado muchísimo, porque sus calles ya están pavimentadas, “recuerdo que la ventaja que teníamos en ese tiempo, era que como aquí estaba antes el control de la empresa de buses Villanueva Belén, el transporte no era un problema y favorecía al sector. Ahora contamos también con escenarios deportivos, una iglesia, un hospital, escuelas y una zona de comercio bastante amplia”.

Aunque históricamente la población del Distrito de Aguablanca conformado por las comunas 13, 14 y 15 proviniera de otros departamentos como Chocó, Cauca y Nariño; el creciente costo de los predios y la alta tasa de inmigrantes aceleraron el proceso de ocupación de este sector de una forma desordenada.

Los enfrentamientos entre pandillas y sus fronteras invisibles, han sido una de las problemáticas contra las que han luchado habitantes de El Poblado y demás barrios del Distrito, sin embargo, historias como las de Miguel Anacona y Diego Lemus, demuestran que en el oriente de Cali vive gente trabajadora y pujante, que a través del deporte, la recreación y expresiones artísticas, han logrado salir de la violencia, apostándole a un mejor futuro.

Miguel Ángel Anacona tiene 29 años y siempre ha vivido en El Poblado I, es uno de los líderes en la comuna 13 que ha trabajado con varias organizaciones comunitarias de base como La alfombra mágica, donde creció como trabajador comunitario, Casa Naranja, Capuchini, El Chontaduro, entre otras.

“He visto florecer el barrio, pero también he visto cuando caen las flores, y eso es lo que me ha impulsado a mí y a mis compañeros a seguir ‘camellando’ con los pelados de acá del sector. La comunidad ahora está muy fuerte con relación a no tolerar o permitir espacios de violencia, obviamente hay violencia en las calles, pero ahora con menos frecuencia, porque antes era un poco más complejo”, detalló Miguel Ángel.

Por su parte, Diego Fernando Lemus es un joven de 27 años, Líder de El Poblado II, que hace seis años hizo parte de una pandilla, fue consumidor de sustancias psicoactivas y vivió de cerca la violencia. “Desde los 12 años pertenecí a una pandilla, pero gracias a la Arquidiócesis de Cali, a la Subsecretaría de Territorios de Inclusión y Oportunidades (TIOS), al colegio Fundautónoma y la Institución Educativa Nuevo Latir; pude salir de este oscuro mundo y a reintegrarme a la vida social.  Ahora mi vida es otra, decidí trabajar para la comunidad, con niños y jóvenes de alto riesgo, motivándolos para que hagan parte de la escuela de fútbol, para que se vinculen a los programas de huertas comunitarias, a cursos de bisutería, entre otros”.

Hablar de El Poblado II, es hablar de uno de los espacios más icónicos de este sector, como lo es el Parque Longitudinal de la 72 W, una de las megaobras que durante la primera administración del alcalde Jorge Iván Ospina, le cambio la cara a este estigmatizado sector en la ciudad, donde se disfruta del esparcimiento, actividades físicas y sana diversión.

Un gran número de personas acuden diariamente al parque de la 72W, para jugar fútbol en cualquiera de las canchas que lo componen, a hacer ejercicio en el gimnasio que queda al aire libre, a cantar freestyle, que son improvisaciones del género musical de rap; a practicar parkour, que es es una disciplina física basada en la capacidad motriz del individuo; entre otras actividades que contribuyen a la recreación de los habitantes de El Poblado II.

En El Poblado I y II, se han gestado diferentes colectivos urbanos que se han convertido en generadores de tejido social, de transformaciones y dinámicas de convivencia, como un aporte a la construcción de paz en el oriente caleño.

Alejandra Pérez Rodríguez

 


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Fecha de publicación 27/10/2020
Última modificación 27/10/2020

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