Por el rescate del río Lili; protejamos los ríos de Cali

Por el rescate del río Lili; protejamos los ríos de Cali

Más de 30 fuentes hídricas a lo largo de 5 de sus 20 kilómetros de cauce se han contabilizado en la microcuenca de uno de los ríos que nace cristalino en el Alto del Otoño, a 2.300 metros sobre el nivel del mar y termina con sus aguas amarillentas cuando llega a su desembocadura, en medio del agite del sur de la ciudad.

Es el río Lili, uno de los dos principales afluentes del río Meléndez, que brota en la vertiente oriental de la Cordillera Occidental y que empieza a descender por un área montañosa en el corregimiento La Buitrera hasta cruzar el casco urbano caleño Cali, bañar una parte del corregimiento Navarro y terminar en el canal de aguas residuales San Judas.

La microcuenca del Lili es considerada una de las áreas (2 mil hectáreas de extensión) que concentra la mayor densidad de arcillas en el departamento. Posee, además, uno de los ecosistemas más ricos en diversidad biológica y de paisajes, propios de los imponentes Farallones de Cali.

Los suelos tienen tendencia a ser rojizos y conformados por estratos arcillosos. Por ser un ecosistema con numerosas quebradas y de clima tropical, posee especies, como el yarumo, mortiño, lacre, jigua, cascarillo, guamo, entre otras. Esta red de quebradas se encuentra a 1.400 metros sobre el nivel del mar.

Ya en la parte baja del río, se encuentran otras especies, como pomarrosas, guamos, guasito, cañabrava, chamburo, guadua y sauce. Pero ya los suelos rojizos se tornan amarillos.

El Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente (Dagma) señala que uno de los principales problemas del Lili son los efectos por la contaminación, generada por la explotación de minas de carbón e irregulares prácticas artesanales en la zona rural del Municipio. La agricultura también hace estragos en sus aguas.

Según el estudio del Índice de Calidad del Agua, del Dagma, esta explotación del mineral provoca vertimientos de aguas ácidas al río Lili, en un trayecto previo a su ingreso a la zona urbana.

Por ello, el Dagma reitera campañas de protección a este río, que con el Cañaveralejo termina por alimentar el Meléndez, otro de los cauces que puede ser rescatado por los caleños si se toma conciencia de cuidar estas riquezas hídricas.

El Dagma recomienda a la población no seguir contaminando ninguno de los seis ríos de la zona rural de la ciudad ni el Cauca que bordea a Cali por el costado oriental. De acuerdo con la entidad ambiental, la capital del Valle es una ciudad privilegiada por estar bañada de agua y por sus variados ecosistemas.

 


Sin embargo, se agotan las posibilidades de abastecimiento, cuando la ciudadanía permite que la contaminación de los ríos siga avanzando. Por ahora, todas las entidades ambientales, tanto del orden municipal, como el Dagma –como autoridad en Cali–, así como las de carácter departamental, siguen evaluando qué fuentes hídricas pueden servir a los caleños para surtirse del preciado líquido en un futuro. Una de las más posibles alternativas es el río Cauca, cuando empieza a recorrer el Valle del Cauca, ingresando por el sur del departamento.

 

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Fecha de publicación 03/04/2012
Última modificación 03/04/2012

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