15 años bailando salsa en el oriente de Cali

Desde que tenía 8 años, Érica Landázuri se ha dedicado a bailar. Hoy, esta madre de dos niños, de 4 y 5 años, en el barrio El Poblado, del oriente caleño, es una de las integrantes de Tango Vivo y Salsa Viva.
Esta caleña cuenta que ha dedicado 15 de sus 23 años de vida a su gran pasión. Su historia comenzó en la academia Combinación Rumbera, de su barrio donde el talento y la técnica se perfeccionaron con los años.
“Para mí, el baile es lo es todo, pero también es mi trabajo. Con esta actividad sostengo a mis bebés, ayudo a mi mamá y pago el arriendo. Inicié bailando, porque me llamaba la atención, pero ahora lo hago como profesional. Antes no se reconocía esto, hoy lo valoran. Es diferente, te pagan por tus presentaciones y puedes vivir del baile”, sostiene Érica mientras sonríe, revisa su vestuario y maquillaje antes de salir al escenario para competir con Jónathan Alvarado, su pareja de baile en el Festival Mundial de la Salsa, que se desarrollará hasta este domingo.
Jónathan también tiene su historia. Empezó arquitectura y el año pasado tuvo que abandonar la universidad para dedicarse de lleno al baile. “Antes uno bailaba porque le gustaba. Llevo 12 años bailando, pero esto es una opción de vida, yo empecé la universidad, pero decidí ser un gran bailarín y lo disfruto. Creo que más adelante podré retomar mis estudios, pero por ahora me fortalezco en este arte”.
“Fuera y dentro de la academia somos muy amigos. Yo apoyo a Érica en lo que necesite. Trabajamos en equipo aunque diariamente son casi 12 horas. Uno se esfuerza mucho y la satisfacción de lograrlo es el mejor premio, pues el bailarín caleño es muy apetecido en otros países, porque saben que el nivel de profesionalismo y entrega es muy alto. Por eso, el reto es cada día ser mejor para continuar siendo competitivo, además de gozárselo, pues cuando a ti te gusta el trabajo y de paso pagan por hacerlo, es lo mejor” añadió Jonathan.
María Cristina Bedoya Gómez, Comunicaciones SEM