El compostaje como estrategia comunitaria para la protección de los suelos

El compostaje como estrategia comunitaria para la protección de los suelos


Los habitantes del barrio El Refugio le apuntan a la protección del medioambiente con estrategias enfocadas a la preservación de los suelos, como la implementación de espacios dedicados al compostaje   cuyo objetivo es gestionar adecuadamente los residuos orgánicos para ser aprovechados como abonos. El compostaje transforma la basura orgánica en el compost, idóneo para utilizarlo en huertos y jardines, ya que mejora la calidad de los suelos, ayuda a recuperar los deteriorados e incluso a luchar contra la contaminación. Para ello se emplean los compostadores, en cuyo interior hay unos microorganismos que mediante un proceso de descomposición aeróbica (con oxígeno) transforman la basura en compost.

Juliana Sarria habitante del sector expresó que “Gracias a la iniciativa de don José Venancio Palacios  vecino del barrio, de  colocar una compostera en el parque, varias familias hemos venido aprovechando los residuos orgánicos generados en nuestras casas, mediante el uso de la caja de compostaje depositando allí todos aquellos restos de frutas, verduras y cascaras de huevo, que a diario generamos. Por ejemplo, gracias a esto han crecido alrededor plantas de maracuyá, papaya, uchuvas, tomates y bananos, los cuales han atraído diversidad de pájaros y mariposas, contribuyendo al enriquecimiento del ecosistema de nuestro barrio”.

El compostaje es un proceso que permite convertir los restos de comida en abono para aportar nutrientes a la tierra y disminuir la contaminación atmosférica, en el suelo y el agua. De acuerdo con un informe del Banco Mundial, en el planeta se generan 2.010 millones de toneladas de desechos sólidos cada año. De estos, el 44 % corresponde a alimentos y desperdicios verdes, que, mediante técnicas como el compostaje, podrían ser transformados para el beneficio de la sociedad.

Hay dos tipos posibles de restos utilizables, los secos y los verdes o húmedos, que deben alternarse en diferentes capas. Los secos son podas, hojas secas, paja, césped marchito, ceniza de madera, cartón y papel no tratados, serrín, cáscaras de huevo machacadas, o pelo y cabello. Los verdes son restos de frutas, verduras y de jardín, césped, estiércol fresco de animales herbívoros, malezas verdes, posos de café e infusiones o restos de cosecha de huerta.

Los residuos que no deben emplearse para compostar son: excrementos de perro o gato (pueden introducir parásitos e infecciones), pañales desechables, restos del cenicero, papeles satinados, impresos con tinta de color, materiales plastificados o tratados de forma química, restos de comida cocinada, aceites y salsas (generan malos olores), medicamentos, ceniza de madera tratada o de carbón o productos lácteos.  Este tipo de prácticas sostenibles como el manejo adecuado de residuos orgánicos, contribuyen al cuidado y preservación de los recursos naturales.

 

 

Edith Perdomo Estrada


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Fecha de publicación 07/07/2021
Última modificación 07/07/2021

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