El barrio Aguablanca representó la esperanza para las víctimas de la fatal explosión de 1956

El barrio Aguablanca representó la esperanza para las víctimas de la fatal explosión de 1956


Una vez en Cali hace 63 años, se construyó un barrio que se convirtió en la esperanza de cientos de caleños, un sector que devolvió la fe a las víctimas de la fatal explosión ocurrida el 7 de agosto de 1956. Aguablanca ubicado entre la carrera 25 y calles 26 y 27, representó la ilusión para sus nuevos habitantes.

Carlos Alberto Santana, es Presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) de Aguablanca y ha vivido toda su vida en este sector. “Yo crecí en este barrio, recuerdo que las calles anteriormente eran destapadas y no entraba el transporte público, entonces había que salir a la autopista para desplazarse; luego comenzaron a entrar algunas rutas como la Azul Crema y Rosado crema.  Estas casas las entregaron muy amplias y construidas en láminas de aluminio, la parte trasera era puro patio, donde la gente sembraba árboles frutales y cultivaba para su propio consumo”.

Aguablanca más conocido como ‘Pueblo de lata’ gracias a sus casas prefabricadas en láminas metálicas,  fue el barrio donde llegó doña Filomena, una de sus fundadoras que junto a su tía, sobrevivieron en aquella madrugada del año 56, cuando en cuestión de segundos lo perdieron todo.

“Yo tengo 97 años y recuerdo que esa explosión fue una cosa horrible, se sintió un solo golpe, todos gritábamos y corríamos asustados, porque las llamas de fuego iban y volvían en el aire con bastante fuerza, solo veía polvo, destrucción y escombros en el piso. Llegar a Aguablanca con mi tía, fue una alegría muy grande para nosotras, porque estas casas las entregaron hechas de aluminio, muy amplias y completas, con tres piecitas, la sala, la cocina y un patio grande”, detalló doña Filomena.

Aunque a principios del siglo XX se celebraban en Cali algunas fiestas religiosas, las nacientes élites vallecaucanas dieron inicio en 1922 a los primeros ‘carnavales’ de la ciudad. Sin embargo, el desastre que marcó el año 1956 y que arrasó con 26 manzanas del centro del municipio, también fue el responsable de lo que hoy se conoce como la ‘Feria de Cali’, una oportunidad para superar la tragedia y un motor de reactivación económica.

Al respecto, Jaír Alberto Quintana, Delegado de la Junta de Acción Comunal (JAC) de Aguablanca, afirmó que “La Feria de Cali empezó un año después de la explosión en el año 57 y lo que se cuenta popularmente, es que uno de los objetivos principales para su creación es que la gente se olvidara de la tragedia; aunque también algunos historiadores desmienten esa versión y dicen que la feria nació para inaugurar la Plaza de Toros de Cañaveralejo. De todas formas, esta celebración fue una como una continuación de los carnavales que se hacían en la ciudad en los años 20, pero la feria se volvió mucho más festiva, con más baile”.

El barrio Aguablanca de la comuna 11, al igual que otros barrios en el norte y oriente de Cali, le dio fuerza al desarrollo urbanístico de la ciudad, por el  deseo de la comunidad de vivir alejados del centro donde ocurrió la explosión y quienes se encargaron de trabajar por construir zonas comunes, vías y espacios públicos.

Alejandra Pérez Rodríguez


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Fecha de publicación 03/11/2020
Última modificación 03/11/2020

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