Los caleños no bajan la guardia para combatir la COVID-19

Al concebir la vida como un principo fundamental, la administración del alcalde Jorge Iván Ospina le apostó a la reactivación económica de Santiago de Cali con cultura ciudadana, a través de la estrategia ‘Guardianes de la vida’.

Con responsabilidad y acatando todos los protocolos de bioseguridad dispuestos por el Gobierno Nacional, estableció pactos con el sector formal e informal del centro de la ciudad para ejecutar un plan piloto en el que 3.400 establecimientos comerciales y 12.000 vendedores ambulantes y estacionarios, en ocho manzanas a la redonda, retornarían a sus labores.

Ello permitió que esta experiencia se aplicara en la reapertura parcial de los centros comerciales, siendo Cali pionera a nivel nacional, lo que significó la activación de cerca de 25.000 empleos directos; favoreciendo igualmente a sectores gastronómicos y religiosos, así como las peluquerías, los gimnasios, la central de abastos Santa Elena y la comunidad de una zona vulnerable del oriente de la capital vallecaucana.

Los pactos también se suscribieron con peluquerías, gimnasios, sector gastronómico, comerciantes de Santa Elena y comunidad.

El compromiso de una reincorporación responsable a la vida productiva, provocó que la estrategia ‘Guardianes de vida’ sembrara conciencia entre los caleños de cuidarse a sí mismos y proteger a los demás; no solo con el aislamiento obligatorio, el lavado correcto de las manos y el distanciamiento social, sino con la puesta en marcha de medidas como el toque de queda y la ley seca, sin desamparar a los más necesitados, mientras personal médico y de la salud continuaba con su labor de salvar vidas en las clínicas y centros asistenciales equipados para hacerle frente al coronavirus.

Prueba de ello es que el manejo de la crisis originada por la COVID-19 se realizó en cuatro etapas: prevención, contención, mitigación y transmisión sostenida, cada una con múltiples inversiones y estrategias, como descuentos adicionales por pronto pago en los impuestos, refinanciación en las facturas de servicios públicos, una mayor apuesta en la inversión en el sector salud y medidas sectorizadas para garantizar la seguridad ciudadana.

Desde la etapa de prevención, con una cuarentena exigente y mayor disciplina social, se invirtió en la cobertura alimentaria para garantizar a más de 250.000 hogares de los sectores más vulnerables de la ciudad, una canasta básica, cuyo costó -incluido el componente de logística- ascendió a $18.000 millones.

En los tres meses de entrega de ayudas se han contabilizado 120.100 mercados, 93.400 bonos y 643 ollas comunitarias que benefician a 128.600 personas. Adicionalmente, se han repartido 15.000 mercados enviados por el Gobierno Nacional y se han ejecutado cuatro entregas del Plan de alimentación Escolar (PAE) directamente en los hogares de los estudiantes beneciados por valor de $155.820 millones.

El sector privado también ha contribuido con donaciones que han llegado a más de 11.000 personas. “Inicialmente se habían aforado $60.000 millones para la estrategia de seguridad alimentaria, hemos utilizado hasta el momento $18.000 millones. Hemos tenido mercados, bonos y también ollas comunitarias y eso nos permite hoy decirles a los caleños, y sobre todo a las personas más vulnerables,que llegamos como nos habíamos comprometido, a las 22 comunas y los 15 corregimientos”, afirmó el alcalde Jorge Iván Ospina, quien destacó que la meta inicial de impactar a 200.000 personas, ya está superada.

Haber alivianado la carga de la población discapacitada, Lgbti, instructores de gimnasio, estilistas, trabajadores del sector turismo, recicladores, herreros, jóvenes cabeza de familia, mujeres víctimas, sector cultural, taxistas y vendedores informales, entre otros, es un logro que la administración municipal se había propuesto desde el mismo momento de la oficialización del primer caso de COVID-19, el 15 de marzo de 2020.

Anna María Castro Casas