Calidad del aire mejoró y la ciudad entró en completa calma con el toque de queda

De una semana a otra los caleños pasamos de vivir en una ciudad caótica, con altos niveles de contaminación auditiva y de ambiente, a una capital tranquila, sin vías congestionadas, sin ruido, sin trancones y sin olores a combustible.

En el primer día de toque de queda decretado por el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, el cual va hasta el martes 25 de marzo, a las 4:00 a.m., la ciudad cambió por completo, hasta el clima fue diferente al de los últimos días: el sol brilló y el azul del cielo se vio en todo su esplendor, como si la tierra estuviera dando gracias por esa pausa obligada que tuvo que dar el mundo.

La Avenida 2 Norte, así como la calle 5 y las carreras 10 y 15 relucían por la ausencia de vehículos. Las pocas motos que se encontraron eran, en su mayoría, de domiciliarios y ni qué decir del tránsito de personas. Los andenes y las esquinas estaban solas, a duras penas se vieron algunos caleños que sacaron a pasear a sus mascotas y otros más que se dirigían a los supermercados o tiendas de barrio.

“La descongestión vehicular que estamos viviendo ha ayudado a bajar los índices de contaminación que se venían registrando. De hecho, la comuna 17 que es una de las más afectadas ambientalmente, presentó un nivel bajo de registro lo que quiere decir óptimo para la salud”, informó el director del Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente, Carlos Eduardo Calderón Llantén.

Un aire bueno y aceptable está entre los niveles 0 y 100, registro que precisamente tuvo la ciudad en las primeras horas de la mañana de este sábado, siendo el nivel más alto 88, el cual se registró en el sur de Cali.

“Hago un llamado a la ciudadanía para que aproveche la contingencia que se vive para que entienda que quedarse en casa es una ayuda para mejorar la calidad del aire que respiramos en Cali y es un aporte para evitar mayores riesgos para la salud” dijo el director.

El cambio en Cali no fue solo visual, el ambiente mejoró y de la caótica ciudad pasamos a un momento de calma y en el centro, se podía caminar sin la angustia del día a día y sin el ruido de los pitos de carros, motos y buses.

Unos días en los que la capital del Valle del Cauca tomará un respiro y los ciudadanos volveremos a compartir en los hogares sin el afán diario del trabajo, el estudio y los compromisos sociales.   

Alejandra Ma. Hernández