ENVEJECER ES LA LEY DE LA VIDA


Cuenta la historia que en la Universidad de Antioquia , en Medellín estudiaba una mujer con características que despertaron la admiración de todo el campus universitario, era una mujer joven de espíritu, con una cabellera blanca y prominente, de sonrisa amplia, y a sus noventa años con la aspiración de cumplir el sueño de su vida: terminar una carrera universitaria.

Su nombre era Rosa, como las flores multicolores de nuestra tierra y su imponente  personalidad logró conquistar los corazones de los jóvenes universitarios que veían en ella un ejemplo de amor y superación.
Sus características despertaron curiosidad en muchos estudiantes y al preguntarle por qué una persona de su edad estaba en ese lugar ella respondía con una expresión burlesca que estaba en la universidad para encontrar un marido guapo con el que pudiera casarse y tener muchos hijos.
Su gran encanto, sabiduría y experiencia le merecieron un gran cariño y   la  llevaron a dar un pequeño discurso, que con voz temblorosa dirigió a los asistentes al banquete del Equipo de Fútbol, en él mencionó:
“No dejamos de reír porque envejecemos; envejecemos porque dejamos de reír”, para que continuemos jóvenes, felices y exitosos necesitamos tan solo tres secretos:
El primero es “reír y encontrar amor en cada día “
El segundo es tener un sueño, pues cuando los sueños se pierden, uno se muere. Por ello hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y aún no lo saben
Y el tercero es conocer la diferencia entre envejecer y crecer, la idea es crecer a través de la vida y encontrar siempre la oportunidad en la novedad.
Al cabo de varios años y luego de su honorífica graduación, la Rosa más florecida de la universidad de Medellín falleció durante uno de sus tranquilos sueños. Más de dos mil alumnos de la facultad asistieron a su funeral, recordando  que envejecer es la ley de l vida, pero crecer es opcional.
La Administración Central del Municipio revive la historia de una Rosa, que hizo a tiempo lo que debía hacer, lo disfruto y compartió para crecer en sabiduría con todos los que la rodearon.
 
Para Rosa no hubo miedos ni impedimentos, no existieron prejuicios ni señalamientos, para ella los mas importante era cumplir un sueño, sin importar cuan lejos estuviera. Como seres participes de este mundo y en la búsqueda de una vida digna como ciudadanos, aportemos nuestro compromiso, responsabilidad y servicio, para la construcción de una ciudad cívica, amable, alegre y pacifica donde podamos compartir años de alegría ilimitada.
Cada uno de nosotros desde su posición y función puede convertir mínimas acciones en grandes logros.
 
“Si alguna vez no te dan la sonrisa esperada, sé generoso y da la tuya, porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como aquel que no sabe sonreír a los demás
 

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Fecha de publicación 11/05/2004
Última modificación 11/05/2004

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