Hilos de esperanza y grandes historias se tejen en la Feria Artesanal para víctimas del conflicto armado

Hilos de esperanza y grandes historias se tejen en la Feria Artesanal para víctimas del conflicto armado


A Farey Ballestilla, en milésimas de segundos, la violencia la arrancó -con tallo y raíces- de su amada tierra. Nació en Buenaventura y llegó a Cali por causa de amenazas y desplazamiento, cargando una maleta y aferrada al amor de sus tres hijos de 3, 14 y 18 años.

A ella el conflicto le cambió la vida, de un momento a otro, sin tiempo para la despedida, mucho menos para sacar los ‘corotos’ de su casa; salió corriendo y con las manos casi vacías a casa de una amiga residente en Cali. 

Al igual que Farey, otras mujeres en igual situación hacen parte del proyecto, “Desarrollo de procesos artísticos y culturales de la población víctima del conflicto armado”, un espacio creado en la Ley 1448 de 2011 que tiene como fin posibilitar a las víctimas una vocería que visibilice las afectaciones que dejó el conflicto y a su vez, realizar propuestas que mejoren sus condiciones de vida.

El caso de Farey Ballestilla

La familia Ballestilla se dedicaba a la agricultura, la pesca y hasta vendían ‘mil pesos’ una fruta típica de la costa Pacífica.  Todo esto tocó cambiarlo por pulseras, collares, tobilleras, cinturones, porque Farey se trajo con ella el Pacífico y su cultura; asegura que sus raíces las llevará donde esté.

“Llegamos acá como indigentes, porque al llegar nadie nos conocía y hay cosas que uno no sabe por desconocimiento. Cuando tu eres pequeño y llegas a un sitio muy grande es aterrador. Algunas personas te miran y dicen ¡uy!, un desplazado más, otros ayudan, aunque no tenga mucho dinero” explicó Ballestilla.

En casa de su amiga fueron muchas noches las que dormía en el suelo con sus hijos. Debido a esto el más pequeño, de tres años, se enfermó de osteomielitis, infección que afecta los huesos o médula. Los cuidados del infante requerían las 24 horas y no le quedaba tiempo para trabajar.

Aunque todo parecía gris y nublado, el cielo empezó a aclararse, un nuevo tiempo se acercaba para Farey, porque la esperanza es lo último que se pierde. “Recibí ayuda de un señor que tenía conocimiento de los auxilios del gobierno y me dieron un bono, ahora vengo participando en programas como esta Feria artesanal, que me ayudan bastante. Agradezco a la alcaldía de Cali y a la Secretaría de Cultura, ahora pertenezco a algunos programas y aunque no se suple todo, es de gran ayuda para mí”.

Agrega, “yo no me quedo quieta, vendo arroz con leche, postres, hago de todo”, mientras limpia sus lágrimas se sonroja y toma aliento para decir que su sueño y meta es terminar el bachillerato, por eso estudia bachillerato acelerado por las noches en el colegio Sabios del Futuro.

Las lágrimas aparecen cuando menciona lo difícil que ha sido su vida. “Cuando uno está acostumbrado a tener su siembra, tiene cómo vivir bien en su tierra y de un momento a otro es como si te acostaras y te despertaras en otro cuento, es una pesadilla de la que uno cree que no va a salir, pero por más que uno arraiga es fuerte y duro”.

Hoy ella estudia bachillerato porque quiere ejercer una carrera de recursos humanos, “aunque yo sé que trabajar y hacer las dos cosas al mismo tiempo es difícil, me quiero superar. No porque me pasó esa situación quiere decir que me voy a quedar sentada esperando a que todo me llueva del cielo. No, al contrario, tengo muchos sueños, quiero salir adelante, tendré obstáculos, pero tengo que seguir pasando las líneas y en mi fuerza sé que puedo” afirmó esta mujer desplazada del Pacífico, quien agradece las oportunidades que le da la Secretaría de Cultura de Cali.

Yuliana Valencia Bermúdez


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Fecha de publicación 15/12/2018
Última modificación 15/12/2018

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