Cundinamarqueses de Sibaté fueron “la locura” en zonal del Petronio Álvarez

Cundinamarqueses de Sibaté fueron “la locura” en zonal del Petronio Álvarez


Una docena de cundinamarqueses: nueve hombres, tres mujeres, todos de tez blanca, tan blanca, que en el escenario se confundían con las luces y los trajes del mismo color, hicieron bailar, aplaudir y cantar la música del Pacífico a cientos de bogotanos, durante la zonal clasificatoria del decimosegundo Festival Petronio Álvarez, realizada en el Centro Comercial Calima, de la capital del país.

Eran los integrantes de la agrupación ‘Pintas y Tambores de Sibaté’, quienes, de la mano del docente de música, Gustavo Ibáñez, se aventuraron hace dos años a crear este colectivo para rescatar, preservar y promover el folclor pacífico.

La idea “loca” para esta zona del interior del país, fue acogida por la Casa de la Cultura de la Alcaldía de Sibaté, en Cundinamarca, para respaldar el propósito del maestro Ibáñez, quien venía de recorrer Guapi, Istmina, Tumaco, Buenaventura y otras poblaciones del pacífico, en compañía del recientemente fallecido maestro José Antonio Torres Solís (Gualajo), en búsqueda del legado y las tradiciones del también maestro Guillermo Ríos.

La idea enamoró a los estudiantes de su escuela y sembró en ellos la semilla que le da vida al guasá, el cuero que brama del tatabro y la dulzura que brota de la chonta. Añadió vientos, piano y voces para participar en versión libre en las zonales clasificatorias y poder estar en Cali del 15 al 20 de agosto, mostrando en tarima que, en la región Andina de Colombia, la memoria de Petronio vive y revive.  

A la tarima del zonal clasificatorio, llevaron un arreglo del tema ‘La Escalera’ del Grupo Socavón y con el poema ‘El boga ausente’, del poeta afro Candelario Obeso, que para los conocedores del folclor pacífico, fue la manifestación de que, ante sus ojos, estaba un grupo de jóvenes -que no superaban los 35 años- con una proyección y un talento arrollador.

“¡Qué belleza! Esta interpretación me llevó a mi raíz, a mi natal Tadó, en el Chocó, a mis travesuras de chiquillo en las calles de la Sor Vásquez en Buenaventura, a las tardes de pesca en San Cipriano y a los atardeceres de la ensenada de Utría”, evocó Melquiades Balanta, un afrocolombiano de 83 años, con la vitalidad de un joven de 15 años.

Al finalizar la tarde, en ese inicio frio de las noches bogotanas, el ambiente capitalino se exacerbó con el último de los 14 grupos en presentarse en tarima, qué con honores despidió un viernes inolvidable en el que los aspirantes a ganar este año ‘El bombo golpeador’, sabrán que ganen o no su paso a la gran Festival Petronio en Cali, su aporte no fue en vano, por el contrario, dejaron una huella imborrable en el corazón de quienes disfrutaron con su interpretación y talento.


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Fecha de publicación 20/05/2018
Última modificación 20/05/2018

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