En el aire tengo la mente en blanco, dice bailarina de salsa de 14 años

En el aire tengo la mente en blanco, dice bailarina de salsa de 14 años

Lentamente, desde distintos barrios de la ciudad, cientos de chicas y chicos empiezan a llegar al Teatro al aire libre Los Cristales, escenario con capacidad para albergar en sus graderías a 15.000 personas.

Es el lugar de la cita en el que esos muchachos y muchachas mostrarán a un exigente jurado todo lo que saben sobre el baile de salsa. No quieren únicamente participar, quieren ganar.

Tienen la ilusión de recibir el pasaporte que les permita estar en la Plaza de Toros, del 28 de septiembre al 4 de octubre, concursando por los primeros lugares y quedar en los registros de la historia de la salsa como ganadores de un certamen que, además de premios en efectivo, les da la oportunidad de recorrer escenarios mostrando la perfección de su trabajo.

Dentro de ese grupo de jovencitos, arribó una chica, menuda, jovencita, pero con gran actitud de bailarina que arrasa en el escenario. Salió a escena con su compañero de baile y se transformó. Parecía mayor, sus giros de vértigo, sus pasos certeros como dibujados para la perfección sobre el escenario, su actitud de ganadora, llamaron la atención.

No más dejar la tarima, aun jadeante por el esfuerzo realizado, concedió una entrevista. La cercanía permitió constatar: es una niña; una niña que se transforma cuando baila.

Se llama Andrea Bocanegra, tiene 14 años, vive en un barrio con nombre de jardín: Las Orquídeas,  y hace tres años baila sin descanso.

¿Por qué le gusta bailar?
“Porque cuando uno está decaído, o algo por el estilo, el bailar lo hace olvidar de todo”.
Sobre las coreografías que realiza señala: “Lo más difícil es que en ocasiones uno tiene miedo, pero los profesores nos animan para vencerlo entonces uno se olvida del temor y sabe que si hace bien las pirueta va a convencer al público y al jurado”.

Andrea cuenta que ensaya casi todos los días de tres a cinco horas y si es para un concurso “hay que aumentar los ensayos”.

Bailar ya ha empezado a llevarla por los caminos del reconocimiento. A su corta edad ha estado en Pasto, en Puerto Libertador y otros lugares en el que el aliciente del aplauso y el reconocimiento del público son para ella el mejor premio.

“Yo quiero ser una gran bailarina –dice- Quiero triunfar, ganarme un concurso grande, quiero ser reconocida aquí en la ciudad, pero no solo aquí, dice mientras ríe, sino también en el país, ganar muchos premios”.

Y claro que tiene admiración por otros bailarines, porque desconoce la admiración que ella inspira. En su caso, le gusta mucho la forma de bailar de Adriana Vila, de Imperio Juvenil y de Evelyn Noriega de Constelación Latina, bailarinas de la ciudad de Cali.

¿Cómo se sintió en el escenario durante su participación? ¿Cree que va a pasar a la final?
No hay dudas, está enfocada en sus sueños. “Me sentí bien esta noche porque lo di todo y creo que vamos a pasar”.

Andrea Bocanegra está estudiando, cursa el grado décimo y asegura que es buena estudiante. Su familia le apoya sin reservas. “Mi mamá es la que más está pendiente de mí y esta noche, mi papá y mi mamá han venido a verme bailar y eso me gusta. Mis papás están muy orgulloso de mí y son quienes me animan a ir a la Academia a ensayar”. Que la meta duro, me dicen y me animan constantemente”.

¿Son muy costosos los accesorios que usa para estar en el escenario?
“La verdad, yo no sé y espero que no porque es el esfuerzo que hacen mis padres para que yo me luzca. Pero creo que no como bailarina necesito algo de maquillaje, el vestuario, que los tacones, que las medias veladas, las moñas. Lo normal”.

Luego que se baja del escenario le encanta lo que le dice la gente: “A mí me gusta cuando las personas me dicen que estuvo muy bonito mi baile, que les gustó, que siga así”.

¿Y con los muchachos se supone que le va muy bien?
Su risa se torna nerviosa, y dice: “Sí, muy bien”, me dicen frases bonitas, que cuando haya presentaciones les diga para irme a ver. Su risa calla las palabras que seguramente esos muchachos a los que ya enamora su figura y su arte le han de decir.

¿Qué es el baile para usted?
“El baile es una buena y bonita carrera artística, uno se olvida de todo y si uno quiere el baile de verdad, es una pasión muy grande. Además hay mucha adrenalina y mucha integración y conoce nuevas personas por medio del baile”.

¿Qué es lo que más le gusta de bailar?
“Las cargadas –dice-. Pero es muy riesgoso. Sí, pero a mí me gusta sentirme en el aire. Porque cuando estoy en el aire, tengo la mente en blanco, no pienso en nada, me dejo llevar y cuando llegó nuevamente al piso pienso, ufff, aterricé”.

¿Con quién le gustaría bailar?
“Con Jeferson Benjúmea dice sin titubear.
Pero, ¿por qué es “pinta”, le digo o porque es muy buen bailarín? “Porque baila bueno” dice con esa risa que aun los hombres no hemos podido descifrar para conocer la realidad de una respuesta en las mujeres, así sean una jovencita de 14 años  como Andrea.

¿Y qué piensa usted de los que no bailan? 
“Nada, normal”.

¿Qué opina de que Cali es la capital mundial de la salsa?
“Claro que sí, porque es la ciudad que tiene más academias de baile y porque tiene muchos bailarines. Aquí por eso la competencia es muy dura”.

¿Tiene muchos trofeos?
“No, aún no”, dice, como quien sabe que habrá que abrir espacio en su casa para los que vendrán.

¿Ha llorado alguna vez debido a la exigencia en los ensayos?
“Sí, claro, pero para mí el baile es una pasión que exige muchos esfuerzos. En los ensayos a veces se siente la exigencia, pero cuando ya se está en una tarima y siente que todo está bien, que le fue estupendamente, uno entiende que todo ese esfuerzo valió la pena”.

No ha terminado de contestar y se mete entre el público, aún con su traje azul de bailarina a disfrutar de lo que más le gusta: bailar.

Comunicaciones, Secretaría de Cultura y Turismo / Manuel Tiberio Bermúdez

 


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Fecha de publicación 30/08/2015
Última modificación 30/08/2015

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