Festival Internacional de Poesía, bálsamo para el agite de la ciudad

Festival Internacional de Poesía, bálsamo para el agite de la ciudad

Son las 4:00 de la tarde. La brisa caleña pone un toque de frescura sobre la ciudad y mece las faldas y los cabellos de las mujeres y los hombres que transitan por el Paseo de la Avenida Colombia.

La gente camina corre, grita, en el agite cotidiano de la ciudad que no cesa en su dinámica de la prisa. Los escribientes, habituales del Parque de los Poetas, teclean los compromisos de un arriendo o una demanda, que súplica protección o alimentos.

Desde sus lugares especiales Jorge Isaac, Ricardo Nieto, Carlos Villafañe, Antonio Llanos y Octavio Gamboa, parece que se acomodan para ser observadores de lo que allí va a suceder.

Hay un algo especial que hoy detiene al transeúnte, que lo libera por un momento de ese ajetreo que no da pausa. Es el XV Festival Internacional de Poesía de Cali 2015 que desde el 24 de agosto se realiza en la capital del Valle del Cauca.

Desde el Parque de los Poetas, los vates invitados lanzarán sus palabras a la tarde para que ellas viajen con su mensaje y para que el  público haga un alto en  la carrera que llevan y entablen un diálogo con las emociones.

La gente se detiene, mira curiosa y opta por descansar un rato su agite momentáneo para escuchar al grupo de poetas, tanto locales como internacionales, que se presentan en este espacio, ganado a la ciudad para que tenga un sitio la palabra.

Ismael Nieto, el presentador del evento, saluda al público que cada vez va en aumento. Cuenta de la actividad que gracias a la Secretaría de Cultura y Turismo irá hasta el 28 de agosto.

“Durante cinco días se hablará de versos, se escuchará a los creadores de mundos que tienen sintonía especial con esos pedacitos de los que estamos hechos los seres humanos: el amor, la vida, la muerte, los recuerdos, la nostalgia”, dice.

Un vendedor de jugo de naranja ofrece el líquido para mitigar el calor, mientras en la tarima, la comunicadora Jenny Cabrera saluda a los participantes que estarán compartiendo la magia de la palabra hecha poema.

Allí están, admirados por el público, Leonardo Henao, Mercedes Mejía Luz Stella Jiménez, Luc de Rooy, Clara Schoenborn y Carlos Fajardo, los poetas que aceptaron llegar hasta este espacio para compartir su creación con quienes aman la poesía.

Abre la jornada Sebastián Rico, un jovencito quien fuera ganador el año anterior y entonces, la atención se centra en lo que dice, en lo que cuenta, en esa música que producen las palabras.

“La mañana huele a mariposas y a café preparado por aladas manos…” El poema camina en su voz, y el público se olvida del vendedor de minutos, del pregonero de lotería y se centra en cada una de las frases que cantan y que cuentan. “El triste olor de café quemado y sobre la cafetera, las manos de la ausencia”.

Luego, Leonardo Henao teje versos de otro, pero que él hace suyos en la interpretación dramática de un poema que hiciera famoso el Indio Duarte. Voz educada para la declamación compite con el rumor del río.

“Se está por empezar la zafra en el horcón,
Ingenio que en la ocasión necesitaba peones,
los paisanos sus reuniones hacían en la pulpería
donde trabajo ofrecía el capataz”.

Luego el turno para una voz femenina, la de Mercedes Mejía. De Buga, Luz Stella Jiménez trae una voz sonora que señala: “Salía de casa, aún con la sombra de la noche alumbrando mi morada”.

La gente busca acomodo en la gradería, no importa el sol que ya ha minimizado su bochorno sobre la humanidad de los espectadores. Hay una extraña conexión entre la gente y estos palabreros que uno tras otro van leyendo sus poemas. La palabra tiene magia, calma afanes, da sosiego.

La tarde avanza, los mensajes dominan el escenario. Los poetas han logrado su cometido: despertar la sensibilidad de quienes saben que en las letras de los poemas está dibujada la vida. Que algunos versos son los espejos de otras existencias que coinciden en tinta con las experiencias que alientan el paso por el tiempo.

La poesía es para quienes tienen la certeza que ella sirve, como lo dijera alguien: “para hacer menos amargo el pan de cada día”.

Fue una jornada llena de la rara magia que producen las voces cuando salen de las manos de sus creadores,  esos hombres y mujeres que mediante sus poemas le hacen caricias al alma.

Jenny Vásquez, una jovencita que estuvo atenta a todos los poetas dijo: “Hay que agradecer a la Secretaría de Cultura este espacio que se le ofrece a las letras porque permite acercarse a quienes con sus escritos son capaces de conmovernos. Yo iba de afán y ya llevo aquí sentada, más de hora y media. Estoy alegre por haberme detenido”.



Informes:
885 88 52 ext. 118

Jenny Cabrera
316 629 58 30


 


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Fecha de publicación 27/08/2015
Última modificación 27/08/2015

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