El interés de volver a leer, se siente en Cali

La inversión social que a lo largo de su mandato ha entregado la administración del alcalde Maurice Armitage en materia de educación, no tiene precedentes en Colombia. Ello se corroboró el primer día de actividades de la Feria Internacional del Libro con la asistencia de más de 20 mil visitantes en las nueve carpas dispuestas, superando los 15.236 registrados en el año 2018.

Uno de los momentos más emotivos del primer día de programación se vivió en la carpa Arnoldo Palacios, donde la Universidad del Valle rindió un homenaje al escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal con la publicación del primer volumen de sus obras completas, siendo las primeras cinco de ellas: ‘La tara del Papa’, ‘Comandante paraíso’, ‘El divino’, ‘El último gamonal’ y ‘El titiritero’.

“Para mí, éste es un sencillo pero emotivo homenaje que la Universidad del Valle me rinde al publicar el primer volumen de mis obras y eso me remonta 50 años atrás cuando era estudiante y profesor de allí. Ojalá que actos como estos sirvan para que los colombianos vuelvan a leer libros”, anotó el escritor.

Y al parecer se está logrando, pues para la visitante egresada de la universidad del Tolima y residente en Cali hace 11 años, Graciela Camargo, el mejor parche que hay en Cali actualmente es la Feria del Libro.

“Me falta es plata para llevarme todo. Espacio tengo en mi casa. Ganas me sobran. Soy de las que me siento en un sillón y leo, leo y leo hasta que me quedo dormida. Le confieso… esa pasión se me despertó apenas hace como dos años cuando asistí a una Feria del Libro y vi, palpé y degusté letras en las carpas. Allí me dije: Dios mío ¿por qué casi no leo? Estoy desperdiciando mi vida. Desde entonces soy feliz. Un buen libro, una copita de vino y una rodaja de queso… para qué más”, dice.

De Álvarez Gardeazábal dice que lo que más admira de él es la lucidez que tiene para leer las problemáticas del país. Y de Maurice Armitage, que le haya apostado a promover la lectura en Cali, que haya llevado ese mensaje a las escuelas y haya reforzado la Red de Bibliotecas Públicas. Lo sabe de sobra, al fin y al cabo esta Veterinaria ahora es producto de una carpa -así se califica- mientras enseña un bolso de tela con siete ejemplares de literatura variada dentro.

Agustín Ocoró Monsalve se vino desde Tumaco a saborear lo que encontrara en la carpa del Grupo Editorial de Universidades del Pacífico – Geup, pero se encontró de frente con Álvarez Gardeazábal, a quien nunca imaginó conocer.

“Casi me muero. Entro a la carpa y en el pasillo me topo de frente con semejante personaje, de quien he leído la mayoría de sus obras. Con timidez, le estiré la mano y él se vino y -sin conocerme- me abrazó. Quedé paralizado. Lo vi seguir de largo, hice una pausa y sonreí. Imagínese, a mis 79 años venirlo a conocer. No creí que esta Feria del Libro de Cali trajera tantos famosos, pero veo en este librito que me dieron que escritores de talla mundial y hasta ex Presidentes de Colombia van a estar aquí. La idea era devolverme a Tumaco este domingo, pero no, me voy a quedar hasta el 20”.

Gustavo Álvarez Gardeazábal, el escritor nacido en Tuluá un 31 de octubre de 1945, columnista, político, irreverente, Doctor Honoris Causa en Literatura de la Universidad del Valle, admirado y odiado, también es autor de las novelas Piedra pintada, Cóndores no entierran todos los días, La boba y el Buda, Dabeiba, El bazar de los idiotas, Los míos, Pepe botellas, Los sordos ya no hablan, Las mujeres de la muerte, La resurrección de los malditos, La misa ha terminado, El resucitado, La soledad también se hereda y las Guerras de Tuluá.

Mientras la gente iba y venía por las carpas de la Feria del Libro en búsqueda de nuevas fuentes de conocimiento, se afianzaban aún más las innovadoras apuestas que en pedagogía promueve la Alcaldía de Cali, las cuales le han valido el reconocimiento de modelo educativo por el Banco Mundial.