Carnaval de Cali Viejo: fantasía y alegría en honor a la mujer

Carnaval de Cali Viejo: fantasía y alegría en honor a la mujer


Con tambores, flores, pandebonos, luladas, colibríes, chirimías, danzas y música andina, cantoras del Pacífico y los icónicos personajes de la ciudad como ‘Jovita’, ‘los diablitos’, ‘el Buziraco’, ‘Juan Pachanga’, el ‘Gato de Tejada’ y hasta la ‘Negra del Chontaduro’, se llevó a cabo el gran Carnaval de Cali Viejo, patrimonio inmaterial y cultural de Cali.

En el cuarto día de la Feria de Cali en su versión 61, bajo un sol inclemente, se dio apertura al tradicional Carnaval de Cali Viejo con el abanderado Camilo Zamora, que a punta de piedras Swarovski, flecos y canutillos lució un traje al estilo frac en colores azul, verde, rojo y blanco, en honor a los símbolos de su amada ciudad, esa que viene representando en el exterior y ha dejado en alto.

38 grupos distribuidos en cuatro bloques de temáticas: ‘De reinados y homenajes’, ‘Orígenes, secuencia de comparsas’, ‘Instituciones y colonias’ y ‘Vestuarios individuales y colectivos’ se pasearon por una alfombra de fantasía que derrochó colorido, teatro, danza, folclor, artes plásticas, costumbres y tradiciones de Cali y la región en la que la invitada de honor es la mujer como un ser lleno de virtudes, sinónimo de vida, trabajo y digna de amor y respeto.

“Que gusto ver que cada año la feria mejora y está mejor organizada. Yo he asistido por más de 40 años a esta bella fiesta y eso me confirma que mi Cali es Cali y que aquí sabemos gozar en paz. Qué orgullo lo que vivimos por estos días de rumba y, en especial, con este carnaval que nos recuerda a esos personajes históricos de aquí” comentó Elvia Lozano, una caleña de 58 años, asistente al desfile. 

En escena no faltaron los arrullos, los alabaos y los bambucos de la ancestralidad afrocolombiana que, bajo un ‘Ritual de inicio: cantoras del Pacífico’, destacó el ejercicio patrimonial que cumplen las mujeres del suroccidente del país para preservar sus orígenes, tradiciones y costumbres afro las cuales aportan a la diversidad e inclusión en el carnaval.

En el público la euforia se desató al ver los ‘Rostros del carnaval’, personajes fatutos e infaltables como la única e inolvidable; ‘Jovita’, la rumba en la figura de un hombre; el ‘Juan Pachanga’, ‘Piper Pimienta’ que le cantó a las caleñas porque son como las flores, ‘los diablitos’,  ‘el Buziraco’, el ‘Gato de Tejada’, entre otros, que desfilaron por la Calle de la Feria, recordando a las generaciones del pasado y el presente las muchas historias, leyendas y mitos que construyen ciudad y le dan identidad a la misma. 
 
Al paso de las comparsas los caleños le confirmaban, una vez más al mundo, porqué se les identifica como ciudad alegre y bonita en la que la cultura, el arte, el deporte y la recreación juegan un papel importante para formar vidas y construir una tierra fructífera, pluriétnica y multirracial de empoderamiento y resiliencia ancestral. 

“En nuestra participación hemos querido destacar el talento musical de más de 60 niños que han sido parte de nuestros procesos de danza, teatro, música y las artes plásticas en los barrios y comunas de Cali. Esta presentación es una muestra del trabajo enriquecedor que ejecutan 32 monitores culturales de la Secretaría de Cultura en toda la ciudad, en las que buscamos llevar programas culturales y artísticos a la población en sus diferentes edades”, precisó Richasi, monitor cultural de la comparsa ‘Ensamble de bandas marciales’ de las comunas 11 y 12. 

Como en jolgorio que se respete no puede faltar la olla, las delicias de Cali también hicieron su aparición en enormes pandebonos, luladas que de solo verlas te hacen la boca agua, cholados apenas para calmar la sed y hasta el “saque la olla que llegó la mazamorra” demostraron que la gastronomía de la capital del Valle es una riqueza de esas que no llenan los bolsillos, pero sí deleitan el paladar con un mundo de sabores.

De la Cordillera de los Andes como la brisa que refresca las tardes caleñas, los antepasados indígenas se manifestaron con danzas y cantos que rescatan los valores y la identidad sudamericana que no perece con el paso del tiempo, esa misma que recuerda a los pueblos del presente de donde se proviene y la conexión que se tiene con la madre tierra, la Pachamama.

“Con nuestra comparsa hemos buscado hacerle un homenaje a la madre tierra, el cóndor y los Farallones, por ello, cada uno de los niños y jóvenes de nuestro grupo lleva un animal representativo de la biodiversidad de la ciudad, para recordarle a las personas que debemos cuidar y valorar lo que nos brinda la tierra porque somos conexión y no destrucción”, explicó Sonia Lasso, del grupo ‘Que vivan los Farallones’ de la comuna 3. 

Caída la tarde y con el deseo de rematar la fiesta, el cierre del Carnaval estuvo a cargo de centenares de bicicletas y una lluvia de flores hechas silletas que, años tras año, engalana este certamen recitando que no hay belleza igual a la que da la naturaleza y que esta solo se puede comparar a la existencia de las mujeres en un mundo donde ellas portan luz desde su creación. 

Rosa Castillo Manjarrés


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Fecha de publicación 28/12/2018
Última modificación 28/12/2018

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