Cosecha de talentos en el Festival de Música del Campo

Cosecha de talentos en el Festival de Música del Campo


Cuatro chivas multicolores sirvieron de limusinas a los 54 artistas que bajaron al corregimiento de Felidia para participar en la final del Festival de Música del Campo organizado por la Alcaldía de Santiago de Cali a través de la Secretaría de Cultura, en alianza con Funmúsica.

Sin ningún recato caminaron por la alfombra de lodo que dejó el intermitente aguacero que se desprendió tres veces, acompañado de una espesa neblina que en vez de enfriar los ánimos, los avivó.

A la vera del camino -recién bajadas de la flota- estaban las fans. Al verlos llegar con sus guitarras al hombro y su machete al cinto entraron en modo histeria, agitaron las capas de plástico y las ruanas de lana y saltaban en el mismo sitio, sin importarles que sus botas de caucho con el rótulo de ‘La macha’ habían cambiado de color producto del barrizal que amasaban con cada brinco que daban.

En  tarima, los Hermanos Castañeda demostraban porqué eran los artistas invitados al evento. Ellos habían ganado este concurso en el 2017 en la modalidad de dueto representando al corregimiento Los Andes y estaban allí como ejemplo de constancia y disciplina.   

De igual manera, el grupo Los Aventureros de Felidia; Vientos de mi pueblo, del kilómetro 18; La Nueva integración, de El Saladito; el Grupo musical de Pichindé; Laura Chaparro, de La Leonera y Son Montañero, de La Paz se encargaron de que la fiesta calentara la fría tarde, pues ellos también eran artistas invitados y testigos de las eliminatorias que habían iniciado el pasado 15 de agosto en los 15 corregimientos que componen el área urbana de Santiago de Cali.

Y resguardada de la lluvia, bajo una carpa tan blanca como su alma, estaba la diva de divas, la invitada especial, la estrella de la noche: Julieth Pesca Mejía: ‘La Carranguerita’, una niña de nueve añitos traída a Felidia desde su natal Sogamoso (Boyacá) gracias a su carisma y talento que ha revolucionado los públicos de La Voz Kids, el Festival de Música ‘Mono Núñez’, de Ginebra y muchos más.  

Llegó luciendo un par de trenzas acordonadas en cinta amarilla, una batola roja de vivos estrellados, una falda prensada adornada de pedrería en la parte inferior, una blusa amarilla de algodón, enaguas de encaje, sombrero negro de paño y alpargatas de fique.

Los asistentes le pedían que cantara ‘La gallina mellicera’, esa que cantó con Andrés Cepeda; otros le hacían fuerza a ‘La Cucharita’, ‘Julia’ y ‘La china que yo tenía’, de su paisano Jorge Velosa. Y no faltó el que quería verla interpretar el arpa, el tiple, el requinto, la guacharaca, las maracas y el cuatro, instrumentos que toca a pesar de su corta edad, pues su vida se ha movido entre su estudio de lunes a viernes de 6:00 de la mañana a 12:00 del día y en las tardes ensaya instrumentación y canto para ser la cajita de música que es.

Mientras esto pasaba, el jurado calificador conformado por el músico y docente de la facultad de Música de la Universidad del Valle, Jairo Cardona; el director del grupo Saxofones 4D, Julián Henao, ganador del Festival Mono Núñez y el publicista y productor de apoyo de eventos de la Oficina de Artes de la Secretaría de Cultura de la Alcaldía de Cali, Fabián Barreiro, tomaban apuntes de las presentaciones, conscientes de que estaban ante unos artistas en su mayoría empíricos, que aprendieron a tocar y cantar al son del machete y el azadón.

Las sorpresas no se hicieron esperar. El grupo ‘Renacer campesino’ llegó con una sentida composición en la que pedían al gobierno que los dejaran cultivar sus parcelas sin aspersión de químicos; ‘Atardeceres mágicos’ le cantó a los recursos naturales; ‘Bosques de Morga’ plasmó la nostalgia del pueblo pacífico asentado en el corregimiento El Hormiguero; Alonso Murillo le dio lustre al campo; El dueto ‘Ayer y hoy’ abogó por la tradición musical heredada de padres a hijos; ‘Son farallones’ hizo honor a su querido Pichindé; y ‘Los Yanandé’ hicieron lo propio con su terruño.

El público no paraba de aplaudir. La lluvia había cesado. La neblina se confundía con el humo de los asadores donde chorizos, arepas, costillas y chuzos competían con las papas rellenas y aborrajadas, las empanadas y el bofe. Los perros velaban. Los borrachitos bailaban. Las fans hacían cachito. Y todos, absolutamente todos, disfrutaban de una fiesta que esperan con ansia cada año.

La secretaria de Cultura de Cali, Luz Adriana Betancourt Lorza, en primera fila no se perdía detalle. Estaba feliz porque la administración del alcalde Maurice Armitage con este Festival de Música del Campo logró el objetivo de integrar la zona rural con actividades culturales y musicales, donde el campesinado compartió saberes y vivencias a través de grupos empíricos de gran profesionalismo, que día a día se superan para competir con las nuevas generaciones.

La creatividad dijo presente. José Lisímaco Meneses, del corregimiento El Saladito, sorprendió con un bajo fabricado con un tarugo de guadua. “Vi a un muchacho tocar con una manguera que salía de un tubo y me pareció curioso. En el campo me topé con una guadua, la rompí y le metí un tubo de PVC, la tapé y me salió una caja de resonancia que daba muy buenas notas cada que la soplaba. Así nació este bajo, único en el mundo porque yo soy el que lo hago”, dice José Lisímaco orgulloso.

Alirio llegó con un caparazón de gurre como carrasca; la guitarra de Darío tiene un diente de su nieta en el diapasón; José Reynel amarra un escapulario de la virgen del Carmen en la tambora y María Josefa tiene la foto de su hijo en la copa del brasier y aunque no suena, retumba.

La tarde cayó y la noche dio paso al veredicto:

Como ganador en la categoría Solista, se escogió a Alonso Murillo, un músico canta autor del corregimiento El Saladito, quien se inspiró en las montañas de su tierra.

El ganador en la modalidad de Dueto, fue ‘Son Farallones’, conformado por los hermanos Edwin y Vicente Cerón, del corregimiento Pichindé, quienes venían de ser ganadores de un concurso similar realizado en Palmira, inspirados en los cerros tutelares de Cali.

Y el ganador en la modalidad de Grupos, fue ‘Atardeceres mágicos’, del corregimiento La Paz, conformado por adultos mayores de más de 65 años, que dos años atrás decidieron aprender a tocar instrumentos para entretenerse, pero lo hicieron tan bien, que se arriesgaron a intervenir en actividades lúdicas y culturales.

La noche quedó atrás. Todos se sintieron ganadores porque en realidad lo fueron. Las chivas siguieron parqueadas a un lado de la vía, pues nadie quería irse para su parcela. Al fin y al cabo estaban en su fiesta, una fiesta que año a año la Alcaldía de Cali les prepara para que muestren el potencial que tiene la zona rural, llueva, truene o relampaguee.

 

William López Arango

 


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Fecha de publicación 12/11/2018
Última modificación 12/11/2018

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