De principio a fin, la poesía cautivó a los caleños

De principio a fin, la poesía cautivó a los caleños


Aquellos que durante una semana cautivaron a Cali con frases hermosas, palabras nostálgicas y versos salidos del alma, de un momento a otro no dijeron ni ‘mu’. Estaban atragantados, con la mirada perdida en el horizonte o con la cabeza gacha. Y no era para menos: acaba de clausurarse el XVIII Festival Internacional de Poesía de Cali.

Los poetas internacionales Alberto Ruy Sánchez y María Baranda, de México; Gabriel Chávez Casazola, de Bolivia; Martha sanz, de España; Antonio Nazzaro, de Italia; Daniel Jonás, de Portugal y Magdalena Camargo Lemieszek, de Polonia querían gritar a los cuatro vientos que Cali es una ciudad hermosa, linda, acogedora, con gente amable y sensible a la palabra. Pero en ese momento no eran capaces: se estaban despidiendo de la Sucursal del Cielo para devolverse a sus respectivos países.

En realidad, no necesitaban decirlo. Bastaba verlos en los recitales poéticos, en las tertulias, en las veladas, en la calle, en el desayuno de integración con los artistas nacionales y locales y en la gala de clausura, para saber que estaban felices, con el rostro iluminado y la mente abierta, contagiados con el encanto que tiene Cali.

Hasta los mismos caleños estaban nostálgicos, pues pensaban que tendrían que esperar un año más para volver a oír, sentir y vivir la poesía en aquellos sitios donde menos se espera, pero no. Tanto el director del Festival, Juan Fernando Merino, como la directora de la Casa de la Poesía de Cali, Jenny Cabrera, recordaron que en la ciudad a diario se tiene poesía en colegios, bibliotecas, comunas y corregimientos y que llegó el momento de masificar esa expresión artística aprovechando la madera y el talento que se vio en personas de todas las edades, estratos y condiciones.

Este año la poesía se engalanó con traductores en lenguaje de señas para que las personas con problemas auditivos la disfrutaran; los que conviven con el mal de Parkinson se olvidaron de su dolencia; las personas privadas de la libertad dejaron volar su imaginación y los niños se sintieron tan grandes como el mismo festival, que llegó a la mayoría de edad después de 18 años de existencia.

Para la secretaria de Cultura de Cali, Luz Adriana Betancourt Lorza, colmar los espacios con estas y otras manifestaciones artísticas, es lo que permite que los ciudadanos se sientan incluidos por una administración como la de Maurice Armitage, que le ha apostado a la cultura con la Temporada de Festivales de Cali 2018, en la que tienen cabida la danza, el jazz, la lectura, la poesía, el cine, el teatro, el baile y la diversión.

No en vano en este XVIII Festival fueron siete recitales y seis veladas las que marcaron la diferencia. Todo empezó el 11 de septiembre con un preámbulo poético en el Centro Cultural Comfandi y concluyó el 15 del mismo mes con una gala en la Cinemateca del Museo de arte moderno La Tertulia.

En ese lapso se vivió la inauguración en la plazoleta del Centro Cultural de Cali con un homenaje a los poetas de Colombia, a cargo del Teatro El Presagio; luego el espacio libre estuvo en el Bulevar del Río, a la altura del parque de los poetas, en donde curiosos y transeúntes se quedaron hasta el final cautivados por la magia de la palabra y la cuota invernal llegó a la universidad Santiago de Cali con poemas donde los jóvenes dieron sus opiniones, intercambiaron ideas e hicieron sus propios debates.

El turno fue para el Centro Cultural de Cali con un recital internacional con seis poetas en el Salón Madera, donde se leyó poesía y se reconoció a los antecesores que forjaron el festival que consolidaron lo que hoy sucede, como a su fundadora Amparo Romero Vásquez, a  José Zuleta Ortíz, al equipo de la Red de Bibliotecas de Cali, a los edecanes de los invitados, a los coordinadores de los nodos de las 61 bibliotecas, a la Fundación Bibliotec, a los bibliotecarios, a los coordinadores de las tertulias, a la Biblioteca del Centenario, a la Secretaría de Cultura, a la Alcaldía de Cali, a los talleristas, a los grupos poéticos y a los que hicieron posible que la poesía llegara a los corregimientos, a cuatro universidades, a dos Instituciones Educativas y a las cárceles de Vista Hermosa y El Buen Pastor.

Por allí pasaron Juan Sebastián Rojas, William Salazar Ríos, Hernando Urriago, Carlos Patiño Millán, Amparo Guerrero, Patricia Laverde, Ana Lucía Llanos, Carlos Hoyos Bucceli, Carolina Sánchez Fuertes y cientos de jóvenes que dejaron ver que en las aulas de clase de la ciudad, la palabra echó raíces.

Según Jenny Cabrera, la directora de la Casa de la Poesía de Cali, este año el director Juan Fernando Merino la sacó del estadio con la llegada los espacios no convencionales como las estaciones del MIO, el bulevar y los corregimientos, consolidó la poesía en las cárceles y las aulas escolares, le dio vida a la calle y le devolvió la nostalgia a un Festival que clama y declama.

 


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Fecha de publicación 16/09/2018
Última modificación 16/09/2018

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