Caleños se muestran emocionados con homenaje a Gabo; crece nobel-ería

Caleños se muestran emocionados con homenaje a Gabo; crece nobel-ería

Aferrado al pequeño bolsilibro que traía consigo el relato del coronel a quien nadie le escribió, Óscar Arango, un transeúnte que silenciosamente se sentó bajo uno de los árboles que rodean La Retreta, siguió línea a línea las intervenciones de decenas de estudiantes y algunos miembros del Gobierno local, quienes rendían honores al literato más genial que ha visto nacer Colombia.

Y es que más allá de ser uno de tantos impresos que mostró la obra de Gabriel García Márquez, el amarillento librillo tenía estampada en su primera página - aquella que casi siempre está en blanco- la firma y una breve dedicatoria del noble nobel.

“El libro es mío, con firma y todo, a pesar que la dedicatoria fue para mi hermano Humberto, quien es actor de cine y televisión, pero que en un arranque de esos de desprendimiento de las cosas me lo obsequió hace varios lustros, y ahora sin ningún tipo de reparo quiere que se lo devuelva,  a lo cual mi negativa es rotunda”.

“Y cómo cree que se lo voy a retornar en semejante momento tan trascendental, si ahora soy el custodio de un vestigio de la literatura nacional, ahí sí, como dicen en la barriada, no está ni tibio”, conceptuó el gabolector.

El libro, desde el punto de vista económico es una edición de las más baratas, como las que regalaba Colcultura en los 70, pero que brilla al abrirse porque lo que primero se entiende son unas líneas curvas en las que se advierte un Gabo.

Rodeado por un enjambre de estudiantes que se unieron a la ‘nobelería’, Óscar Arango, el custodio del librillo con la nobel rúbrica, les dijo que hay que leer a García Márquez, no porque sea un compatriota, sino porque ha sido el más notable y además porque en sus letras se muestra un compendio de la vida e historia de los colombianos.

Gustavo Sánchez


 


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Fecha de publicación 23/04/2014
Última modificación 23/04/2014

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