Julián cerró las las puertas de su infierno y abrió su vida al servicio de los habitantes de calle

El nuevo operador par que acompaña a los profesionales en el Dispositivo Móvil de Atención al Habitante de Calle, fue un adicto que pasó por el consumo de todas las sustancias psicoactivas. “Comencé con la marihuana y esa fue la puerta para seguir con pepas, pegante, bazuco, hasta llegar a la heroína. La única forma que logré salir e ese infierno y estar mejor fue luchando con mucha voluntad”, relató dice Julián Ríos Conde.

Julián, quien se estrena en este trabajo, exhibe su amplia sonrisa y con la mejor actitud recibe a aquellos con quienes compartió duras jornadas en la calle y ahora busca que sigan el camino de la recuperación que él vive. Cuenta que desde los 14 años comenzó el consumo, duró casi los mismos años sumido en el túnel sin salida del vicio, fue la enfermedad del papá la que lo sacudió y decidió alejarse de todo. “Hace tres años llegué a Samaritanos de la Calle, la enfermedad de mi papá fue el motivo para hacer algo por mí, en mi proceso tuve una reducción significativa del consumo y ya cumplo diez meses limpio”.

Asegura que se siente feliz de su proceso, “yo aprendí que la vida sin servicio no tiene sentido por eso yo sueño con tener una fundación y ayudar a los demás, aquí ya estoy haciendo lo que me gusta”. Julián superó con éxito todas las etapas de resocialización y en una de ellas descubrió sus actitudes con el canto, hoy es la voz principal de ‘Son de la Calle’, la orquesta de la Fundación Samaritanos de la Calle, “antes solo cantaba rap en el baño, pero aquí surgió como un hobbie y lo he disfrutado”, dijo.

Los profesionales de Samaritanos califican el proceso de Julián como uno de los más exitosos, ha persistido en su recuperación con esfuerzo y voluntad, “Julián en este momento se encuentra organizando su vida familiar, y fortalece el vínculo con su hijo, ha sido un proceso excelente por la reducción del consumo”, puntualizó la trabajadora social Paula García.